miércoles, enero 24, 2007

Digo yo


Empecemos aclarando el punto que me gustan todos los animales. Todo bicho que camina/nada/vuela/repta será acreedor de mi simpatía, a menos que haga algo para no merecerla, por ejemplo arrancarme la mano de un tarascón, pero ese es otro tema. Aclarado esto, mi duda es la siguiente. En pleno siglo XXI, tiempos de internet, celulares, WiFi, Wikipedia y YouTube, ¿Cómo pueden existir personas que piensan que los gatos son superiores (en lo que sea) a los perros? Encima tienen la desfachatez de defender tal incoherencia con argumentos como "son más limpios" o "son más independientes". Por favor. Ya los egipcios adoraban a los gatos. Y así terminaron.

lunes, enero 22, 2007

La vuelta al ruedo

Después de unas merecidas (?) vacaciones vuelvo a salir a la cancha. Ingreso al sistema y me informa que el último post fue escrito el 19/12/06. Para el que ande flojo con los cálculos, le comento: eso es más de un mes sin postear. Se me ocurre que para un blogger en serio, debe ser el equivalente a suicidarse tres o cuatro veces, y hacerse enterrar en algún continente remoto. Bueno, menos mal que no soy un blogger serio. Sospecho que ni serio de ni de los otros. En fin.

Lo que quería contar es que a veces la vida nos da sorpresas, sorpresas nos da la vida. La cuestión que no había podido volver a ese supermercado por mi vasito de bota, y ya me estaba preocupando la posibilidad de retornar y descubrir que ya no quedaran en stock. Habitualmente embargaba mi cabeza la pesadilla de acercarme a la góndola que los exhibía y encontrarme con la colección de vasitos de los Power Ranger en su lugar. Horror.

Cambio de escena. Estoy en mi casa, desempacando unas cajas enormes que estaban en un depósito desde antes de la mudanza, hace casi dos años. En realidad sólo les echo una mirada para asegurarme de no perder nada importante, porque la idea es ponerlas en la basura así como están. No recuerdo por qué, pero mi madre está conmigo, fisgoneando tamién el contenido de las cajas. De repente, como por instinto, o guiado por un impulso, meto la mano en el interior de una caja, y saco algo. A mi mamá se le iluminó la cara tanto como a mí. "Tu vasito de bota!!!" me dijo.

Si, a veces la vida nos da sorpresas. He aquí mi Vasito de Bota. El original. El que está mordisqueado por mis dientes de cinco años. El que acarrea con un cuarto de siglo en sus espuelas.




Y esta vez no lo volveré a perder de vista durante tanto tiempo.

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