martes, febrero 13, 2007

Ayúdame Freud!!!!

Anoche invitamos con mi chica a dos parejas amigas a comer a casa. Muy lindo todo, asado y vino bajo las estrellas, buena conversación, etc. Y como es habitual en estas ocasiones, el horario se fue al recontra carajo, sobre todo considerando que era lunes. Esta mañana -ya en el trabajo- traté de sobrellevarlo como pude, y supongo que no me fue tan mal, hice algunas tareas productivas y todo. Hasta que mi cabeza dijo basta. Estaba preparando una planilla técnica, llenando casilleros excel con apellidos, fechas, códigos y otros datos que no vienen al caso. Y de repente, como si hubiera estado programado con un auto-power-off, mi mente se puso en blanco. Y me quedé dormido. Así, mal.

...

Habrán sido unos cuantos segundos, la cuestión es que de golpe me desperté y seguía en la misma posición. Erguido frente al monitor y con las manos todavía sobre el teclado. Pero algo me llamó la atención, y todavía no me explico qué puede significar. Durante mi breve siesta, mis manos siguieron tipeando algo. No una letra, no palabra, sinó una frase. Totalemente dormido, y en medio de la planilla de vacaciones del personal, escribí con letras mayúsculas:

"ACA NO PASAN TANTAS COSAS."

¿Qué significa eso? ¿Donde es "aca"? ¿Cuáles son las cosas que no pasan tanto? ¿Es una opinión mía o alguna voz me lo dictó desde mis sueños? Dudas, muchas dudas. Lo único que sé es que esta noche me voy a concentrar y cuando duerma voy a tratar de averiguar de dónde vino esa frase, o qué significa. Si descubro algo interesante, lo posteo.

jueves, febrero 08, 2007

El Duende de la Creatividad

Todos tenemos varios duendes con nosotros. Del que quiero hablar es el Duende de la Creatividad. Nadie duda de la existencia del mismo, por supuesto, aunque sí hay discrepancias respecto a las formas en que se manifiesta.
Este duende -creo- se llama Creativín. Por qué ese nombre? Porque es el más estúpido que se me ocurrió. En realidad no es nombre: es apellido. Todos se llaman así. Pero también cada uno tiene su nombre propio. El mío se llama Sintonito. Por qué Sintonito? Porque es el segundo más estúpido que se me ocurrió.
Sintonito Creativín está conmigo desde antes de tener memoria. Me gustaría poder decir que es mi amigo, pero no es así. Un amigo está con uno siempre, incondicionalmente. Cuando uno lo necesita, el amigo está, o al menos hace lo que esté a su alcance. Sintonito no. Es más bien como un compañero de trabajo. Pero él trabaja freelance. Aparece cuando quiere, aporta, y cuando quiere vuelve a desaparecer, sin informar sobre su próxima visita. Así y todo, no puedo llevarme mal con él. Muy pero muy ocasionalmente tiene alguna salida brillante y conciliadora. A veces, aún sin llamarlo, aparece y me cuenta chistes, o me ayuda con el laburo, o con cualquier cuestión, y hace posible cosas que yo pensaba sin solución. Con esa manera tan loca, tan infantil, a veces genial, o maliciosa (casi psicópata), pero inequívocamente suya.
Los Duendes Creativines tienen su propia vida, independiente de la nuestra. Supongo que nacen con cada uno, en el mismo momento, o apenas algo después, aunque inmediatamente comienzan a hacer de las suyas. Eso sí, sus expectativas de vida son menores. Es decir, lamentablemente, la mayoría de nosotros acudiremos alguna vez al entierro de nuestro Duende, o al menos seremos tristes testigos de su agonía. Su infancia dura más que la de un humano, o se mide en otra escala de tiempo. Pero toda su vida se desarrolla más deprisa. Creo que entre los 14 y 17 años coinciden nuestras adolescencias. Por eso es un período tan tormentoso y genial, porque cuando se les ocurre hacer quilombo, no hay santo que los pare.
Pero pasa el tiempo, y cuando empezamos a pisar la tercer década, el muy conchudo ya está cerca de ser un viejo choto. Y cada vez es más difícil conciliar una salida en común. Sigue vivo todavía, claro. Todavía tiene fuerza y ganas, pero su juventud ya quedó lejos atrás. Y la experiencia y la sabiduría de la madurez, en este caso no le sirven para nada. Me gustaba más cuando era un puber sacado, pendejo e irreverente.
Igualmente, cuando se le ocurre aparecer, no hay con qué darle. Sigo queriendo ser su amigo, y lo voy a seguir intentando siempre. Ultimamente ando medio falto de su compañía. Supongo que por eso escribo esto, a ver si de casualidad, se le ocurre leer el blog, y se entera de que todavía lo aprecio. Y lo extraño.

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