No soy una persona miedosa. Las pelis de terror me entretienen mucho, y me encantan las historias de Vampiros, Hombres Lobo, Freddy, Jason y el Chupacabras. Los cementerios me llaman mucho la atención, sí, pero por su arquitectura, no por sus moradores.
Lamentablemente, nunca me crucé con lo sobrenatural, nunca ví nada. Quizás solo una vez -hace muchos años- jugando con una tabla ouija. Fue en un galpón oscuro, rodeado de amigas adolescentes, todos tomados de la mano invocando a los espíritus. Hacía mucho calor. Algo ocurrió, todos lo vimos, podría suponer que habíamos obtenido alguna respuesta del "más allá". Pero tampoco estoy demasiado seguro, ya que estaba más ocupado imaginando a mis amigas sin ropa que descifrando mensajes de una mujer muerta hacía tiempo.
En fin, lo dicho. Casi nada me da miedo. Excepto una cosa: los gitanos, en particular sus mujeres. Creo que las historias de gitanas que me contaba mi abuela calaron hondo en mi cabeza. Recuerdo con muchísimo cariño esos cuentos. Recuerdo también cómo me escondía dentro de la casa cada vez que las gitanas visitaban el barrio, adivinando la suerte o pidiendo "un vasito de agua". Si de casualidad me encontraba con alguna por la calle corría aterrado a mi casa, rogando no llamar demasiado la atención, no fuera cosa que descubrieran dónde vivía, horror!!! Y eso que todavía no había leído "Maleficio" de Stephen King.
Bien, con los años no cambió mucho mi percepción hacia ellas, aunque hoy ya no corro a casa cuando me cruzo con estos llamativos personajes. Pero quisiera hacerlo, para qué voy a mentir.