Nunca fui bueno para las listas de tareas pendientes. Es decir, soy muy bueno para confeccionarlas, pero muy malo para realizar las tareas conforme lo dicte un papel. Simplemente asigno prioridades mentalmente a cada asunto, y luego resuelvo según mi criterio. Y generalmente, sólo resuelvo cuando tengo la soga bien apretada al cuello. De acuerdo con esto, podría pensar que solo bastaría agregar en la lista de pendientes, un dato a cada registro que le asigne la prioridad. Tampoco. Las prioridades cambian, y nunca termino respetando el orden establecido. Es más fuerte que yo, inútil intentar ser de otra manera.
Todo esto viene a colación de que este mediodía me había propuesto terminar una serie de tareas, unos temas que quería cerrar antes del fin de semana. Hasta hice una hermosa lista, por si a la tarde me olvidaba de algo. Pero las prioridades cambiaron. Algo que no podía postergar de ninguna manera era hacer esto mismo, postear alguna huevada. Eso sumado a las poquísimas ganas de trabajar que tengo un viernes a las 17 hs.
Así que toda la lista se fue al carajo. Mañana no pienso venir a trabajar. Así, porque soy guapo.
El lunes, cuando la soga me corte la respiración, resolveré.
Decreto en este momento el inicio de mi fin de semana. Salud!