“Me gusta Leo García”. Si yo fuera famoso, la Revista Pronto podría poner algo así en su tapa, con mi cara ilustrando semejante frase. A ver. Frase fuera de contexto, digo yo. Lo que ocurrió fue que había tenido un día pésimo. Tapado de trabajo, desordenado, malhumorado, ansioso y maníaco/depresivo. Para colmo tuve que salir de la oficina para hacer un trámite aburrido que me había encargado mi jefe, porque su señora no tenía ganas de hacer diez cuadras a pié. Entonces salí a la calle y empecé a caminar. Peatonal Córdoba. El poco sol que quedaba a esa hora me daba mas frío que calor. Con todo esto me dije “no me voy a volver loco por un mal día”. Así que traté de disfrutar algo. Lo que sea. Moví en varias direcciones cabeza y cuello, en ejercicio de relajación, y mientras hacía esto, pasaba por el frente de la disquería. No sé que tema sonaba, pero pensé que había sido lo mejor del día. Hasta hacía que me sienta bien. Y lo primero que me vino a la cabeza fue: “¡Dios Mío, me gusta Leo García!”
Me sacudí la somnolencia, aceleré el paso todo lo que pude, y pasé el resto del día canturreando Airbag y Paranoid Android.
Me sacudí la somnolencia, aceleré el paso todo lo que pude, y pasé el resto del día canturreando Airbag y Paranoid Android.
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